A la luz de acontecimientos cercanos y hasta traumáticos: la guerra de Ucrania, la pandemia del coronavirus o los enfrentamientos en la política, el presente curso pretende acercarse a las difusiones o interpretaciones que se llevan a cabo de la mentira, la verdad o las medias verdades, desde muy diversos puntos de vista. En definitiva, se trata de ejercer el pensamiento crítico, a la luz de la ética en relación con la política, los medios de comunicación y las redes sociales.
La insularidad es un hecho geográfico propio de los territorios rodeados de agua, que habitualmente condiciona la historia, economía, política y cultura de sus habitantes. El insularismo suele manifestarse en la propensión de los ciudadanos isleños a cultivar su especificidad histórica y cultural respecto al continente, lo cual les conduciría a desarrollar una identidad peculiar o diferenciada. En su dimensión política, este proceso social cristalizaría en la aparición de partidos de radicación exclusivamente insular, cuyo discurso político se caracteriza por la defensa exclusiva de los intereses de su respectiva isla, fundamentada en una denuncia de la postergación económica e institucional padecida durante largos periodos de tiempo.
El presente curso tiene como objetivo estudiar el hecho insular en Illes Balears, analizando sus manifestaciones actuales más relevantes, así como su impacto en términos históricos, sociales, políticos, económicos y jurídicos en la vida de la ciudadanía del archipiélago balear. Para ello, el curso se estructura en un total de ocho ponencias en las que historiadores, politólogos, economistas y juristas examinarán la variable insular desde distintos ángulos, para tratar de ofrecer una visión panorámica sobre el fenómeno insular. Esa reflexión interdisciplinar permitirá esbozar propuestas sobre un posible estatuto o régimen especial para Baleares, que atienda a las circunstancias del hecho insular, tal y como reconoce el artículo 138.1 Constitución Española.
El mallorquín Ramón Llull (1232-1316) es una de las figuras intelectuales más singulares de la Edad Media. Pensador profundamente original, pionero del uso cultural de las lenguas vernáculas, y protagonista de una biografía fascinante, en este curso se revisan sus principales contribuciones a la filosofía, la teología, la ciencia y la literatura, enmarcándolas en una visión del mundo mediterráneo bajomedieval en el que transcurrió su longeva y fructífera existencia.
Este curso explora diferentes diálogos entre antropología y arte. Por un lado, mediante charlas donde la mirada etnográfica examina materiales vinculados al mundo de las artes. Por otro, a través de propuestas donde las prácticas creativas se sirven de la etnografía como fuente de inspiración. En estos diálogos la antropología busca descentrar la mirada sobre lo que significa arte, al mismo tiempo que se sirve de sus lógicas, pues no hay mayor descentramiento que procurar la elaboración de un discurso al margen de las exigencias de la lógica, de la coherencia o de la razón misma; lo que las artes logran y lo que, pese a los chirridos de desconcierto, puede y debe introducirse en el seno de la disciplina antropológica.
El mito dominante en las tradiciones occidentales es el de la oposición disyuntiva entre naturaleza y cultura, entre physis y nomos. Según esto, la cultura es la ley, la convención o la costumbre, el orden, la sociabilidad alcanzada mediante la jerarquía o mediante la isonomía, la igualdad. La naturaleza, por el contrario, es el caos, el desorden, la anarquía, la ley de la selva. Para algunos la animalidad propia de los estadios primeros de la prehistoria del hombre es vencida por la cultura que irá, progresivamente, borrando las huellas que puedan hallarse de aquella primera condición superada para siempre. Aquí, en esta la mitología la mitología del Progreso, antitética de la mitología de la Caída−, encuentra su espacio conceptual la educación, la domesticación de los impulsos irracionales (animales) del hombre y la tarea del perfeccionamiento moral.
Pero otros han tenido la convicción, explícita o tácita, de que lo más antiguo, lo originario, fue lo más valioso y lo que le siguió, resultó como una mala copia o como una versión corregida que nunca puede igualar al original. Y así se supone que en un comienzo hubo una edad de oro a la que siguió una larga declinación hasta la edad del hierro. Sea por el sometimiento de los Titanes o sea por el Pecado Original, el mito de la caída del hombre convierte al estado de naturaleza en un bien preciado y perdido para siempre.
Pero unos y otros (decadentistas y progresistas) comparten la idea de que naturaleza y cultura son dos polos de atracción entre los cuales debe elegir el ser humano. Sin embargo esto no es sino una ilusión fantasmática del pensamiento occidental. En otras culturas (y en otras tradiciones hoy marginales en Occidente) no se plantea una elección tan dramática y, por el contrario, se supone que no hay esa polaridad que para nosotros occidentales parece tan evidente.
Esta será la cuestión central de nuestro curso: cómo la etnografía de otras culturas permite la construcción de una condición humana más armónica con la naturaleza (según el ideal estoico) y cómo, por tanto, salir del círculo vicioso en el que estamos encerrados.