Un estilo de vida en el que predominan la dedicación y el sacrificio, las posibles lesiones e incluso la incertidumbre sobre el futuro pueden afectar psicológicamente a los deportistas de élite. Para poder obtener el mayor éxito posible de sus acciones, los individuos dedicados al deporte de alto nivel necesitan desarrollar sus recursos físicos, técnicos, tácticos y psicológicos. Aún trabajando bien los tres primeros factores, es posible que se produzca un rendimiento por debajo de las posibilidades en momentos relevantes si existe una excesiva presión. Por este motivo, la tensión en el deportista debe ser la justa para mantenerle alerta sin afectar a su toma de decisiones, sin producirle agarrotamiento físico y sin alterar su atención.
Una propuesta de José María Buceta.