A lo largo de la historia reciente, la actividad industrial ha generado un conjunto de elementos que, poco a poco y no sin grandes esfuerzos, va considerándose parte del patrimonio cultural. El estudio de dichos testimonios, paso previo a su conservación y protección, es fundamental para documentar, interpretar y comprender la Historia. El patrimonio industrial, por su propia especificidad, es frágil, presenta un rápido deterioro y está expuesto a desaparecer. Por ello, la investigación es el único camino para salvarlo del olvido y transmutarlo en un relato de futuro.