A veces llegan visitantes inesperados, se presentan extranjeros sin avisar, reclamando hospedaje sin merecerlo. A veces, en medio de la inadvertida euforia de una vida tranquila, descubres que se ha instalado en ti un huésped ingrato y descarado. A veces, más veces de las que nos gustaría, nos visita el cáncer.